Tengo una luna hecha polvo
Tengo una luna hecha polvo
Escondida en mis pupilas
Un haz de luz escarlata
emboscado
En el espacio entre mi riñón y mi hígado
Una flecha de acero enterrada
En el campo de huesos de mi carne
Va quedando sólo una poza de bilis, una mancha de sangre en medio a la nada, intento recordar pero no puedo
donde quedó la brisa fresca el tacto suave las yemas de los dedos la silueta
el claro de luna donde iban
una tras otra
todas mis sombras a morir
Una Noche a la Intemperie
Me miran tres árboles grandes
Y un columpio vacío
En medio del silencio de la plaza
Me miran
Como ramas secas de otoño
Los juegos vacíos de los niños
Tres árboles grandes
Cinco bancas verdes
Una casi infinita cordillera
Una sola luna blanca
Y un adolescente ebrio sobre la hierba
durmiendo la noche fresca del verano
Llorando en sueños
El sabor amargo del primer amor
Me miran
Tres perros vagos desde la esquina
Y un centenar de estrellas
Justo antes del alba
Me miro profundo y adentro pensando
En quizás si algún día
En quizás si algún día esta noche a la intemperie
En quizás si algún día el rostro de la niña que no me ama
Serán sólo un recuerdo brumoso y lejano
Y no el dolor vivo de estos días
Que se diluye solamente en la borrachera
Sólo en las calles tras calles de la noche de Santiago
Una noche que se desvanece
Tres árboles grandes un columpio vacío
y un adolescente que camina
Lejos en la avenida se escuchan los primeros coches
en tan siquiera un par de horas
comenzarán los primeros autobuses a pasar
Vendedores de Dinero
Vienen los vendedores de dinero
Con dinero
A buen precio de mercado
Billetes de todos los colores
De todos los valores
De la mejor ¡se lo juro! calidad
Vienen los vendedores de dinero
A darnos una mano en la hora de la necesidad
Deposíteme aquí en mi bolsillo
En el fondo caníbal de mi estómago
Un trozo de su dedo pulgar
Una tajada exquisita de riñón
Yo le dejo en cambio
Esta caja de dinero fresco
Hay de todos los colores
Inigualables ¡se lo juro! que no hallará en el mundo nada igual
Vienen los vendedores de dinero
Hurgueteando los rincones
Olisqueando nuestros sueños
Manoseando nuestras hambres
Vienen los vendedores de dinero
Sonrisas compradas a lo largo de la ciudad
Campra-ventas letras pagarés
Recubriendo nuestros poros
La cara o el sello de nuestra piel
Vienen los vendedores de dinero
Con un trozo de hígado
Colgando en sus colmillos