domingo, 14 de febrero de 2010

Contradicción

Contradicción

A veces el desencanto se entrelaza a la grisácea luz de la monotonía, y entonces es como un precipitarse, un caer desde los cálices hasta las pozas de cerveza añeja y hedionda. Y el vómito. Y esas veces, es como si todo el cielo confabulara en nuestra contra, desde el origen de los días, hasta el minuto actual que se arrastra eterno, siempre igual a sí mismo.

A veces, el día llega henchido de una alegría desbordante, y la luz parece amarilla, y aceptamos sonrientes el desafío, y es como si fuéramos una bandada de pájaros, o un enjambre de insectos rumorosos, y entonces el día se despedaza en una secuela de cuadros luminosos, como impresionistas, como un millón de manchas llenándonos de regocijo, imprimiendo en nuestras retinas la imagen de un futuro triunfante, transformando nuestras pupilas en diamantes enloquecidos por la visión refulgente de un destino que juega entre el altar del sacrificio y el borde del abismo.


Así nos movemos, entre las pozas de alcohol barato y la ventana del futuro. Entre las contradicciones de la melancolía –o peor, la monotonía, enemiga mortal de la vida- y de un hiperoptmismo desbordante de pétalos y de abejas.

Y quieren hacernos creer que nuestras caminatas en los atardeceres, que nuestras horas desperdiciadas ante cualquier pantalla, que las borracheras que rompen la continuidad del espacio tiempo, que nuestra tristeza de columpio vacío en la plaza, que la carcajada y la angustia tienen que ver con algo así como la razón.

Fuimos y seremos la contradicción originaria, big bang primero de la eternidad, testigos y verdugos del irracional desplegarse del universo, somos contradicción de sueños y de hechos, síntesis defectuosa de lo intangible y material, el primer y último secreto, el único y eterno misterio, observador final del fin de la entropía, veremos congelarse las constelaciones, veremos comprimirse las galaxias, veremos nacer de nuevo las explosiones, en los resquicios de la cotidianidad, en la lucha de la monotonía y la locura, ahí entreveremos todas las preguntas que sólo tienen respuesta en el poema, en la creación poética de los mundos.

4 comentarios:

  1. sí a veces nos sentimos así de contradictorios.
    esperaremos cambiar de retina ...

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  2. Weena Milo! Yo siempre pensé- y sigo pensando- que somos un gran oximorón. Y por mi parte, agradezco ser una contradicción. Ser mortalmente feliz sería terrorífico, así como ser mortalmente alegre (que no significa lo mismo que feliz, ojo!).

    Abrazo grande!!!
    Gracias por tu comentario.
    Ah, te invito a un blog nuevito que abrí hace poco: www.descarrilandolaconciencia@blogspot.com

    Espero te guste, amigo.

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  3. ¡Hola Milo!
    El ser humano se crece con la ineptitud.

    ¡Somos como somos!

    Pragmatismo, tolerado.

    Saludos de J.M. Ojeda

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  4. ¡Buena entrada Milo!, bien escrita, con palabras que son más que una suma de signos... con sentido. El caos tan constructivo/destructivo como el orden o el cosmos, tiene un lugar tan preponderante como la razón, en el fluir de la existencia. A pesar de toda el agua que ha corrido bajo el puente y de la mentada postmodernidad, nos persigue el fantasma decimonónico... creo como tú que la creación es el camino para unificar nuestro ser escindido y contradictorio. Que cada día será como lo percibamos y como lo percibamos dependerá en gran medida del estado interno de nuestro ser: siempre mutante.
    Un fuerte abrazo!

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