domingo, 3 de julio de 2011

Frontera, Metales y Piedras

Frontera

Un millar de perros callejeros
Aullando al borde del precipicio
La intangible frontera que separa
El perfil de cemento de la ciudad,
de la cósmica dimensión de la tarde

Y yo en medio
Con una botella de vino en la mano
Intentando golpear las puertas del destino
Y yo en medio
De una tarde llena de dagas,
viendo morir al tiempo

Un millar de timbres de oficina
Golpeando, uno tras otro
Inexplicables documentos sobre olvidados escritorios
La intangible frontera que separa
El rostro de acero del presente,
de la dimensión sin tiempo de la tarde

Y yo en medio
Que me precipito entre aullidos
Por el precipicio sin fondo del delirio
Y yo en medio
De un tiempo untado largamente,
en la superficie árida de la tarde
Un millar de frenéticos pasos
Perdiéndose en el abismo sin fondo de las veredas
Y yo en medio
A la sutil línea de fuego
Infinita y circular
La breve frontera que separa
La infinita dimensión del desquicio,
de los pasillos sin sentido de la burocracia
Un millar de versos
De palabras enlazadas al cielo
De aullidos
De estrellas encerradas en botellas
De golpes de vidrio en los inmateriales portales del tiempo
La imposible frontera que separa,
mi mirar absorto en el silencio,
del precipitar oscuro de la ciudad en mis venas
Y yo en medio
A la infinita línea de fuego
Viendo morir al viento



Metales y Piedras
Yo estoy hecho de porcelana

Materia sana y firme

Mis antepasados descienden del vidrio

Eran resistentes e infinitos

Pero el tiempo doblegó sus voluntades


Mis hijos serán de plástico

Materia impura y corrupta

No conocerán la belleza

Ni la justicia
Ni la piedad



Sin embargo vivimos,
y soñamos una distinta nueva era


Nosotros poseíamos almas nobles

Un espíritu dulce incluso gentil

Nos vanagloriábamos

De nuestras superficies

Tersas y suaves

Resplandecientes

De nuestra tradición


Estoy hecho de un pasado hinchado
De recuerdos agigantados que ensombrecen nuestro presente
Estoy hecho de una altanería clueca y frágil


Hubiéramos querido el jade el ónix el cobre rojo y fiero
Anhelamos incluso el acero potente joven e indestructible



Buscamos un millón de piedras y de fraguas
al calor y al martillo que forjaban los metales


Hubiéramos querido el adamantio o la amatista
La plata verdadera o el ámbar


Pero no habrá ya piedad
Ya tenemos en las venas el veneno
Estamos ya perdidos
Condenados
No habrá ni perdón ni salvación


sólo plástico


sólo bolsas de basura restarán como nuestro rastro

plástico envolviendo a nuestros hijos y al mundo

una estela plástica, será la herencia de nuestro linaje

2 comentarios:

  1. Dos poemas, sobre todo el último profético.

    Saludos cordiales.

    Hasta pronto.

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  2. Paso de nuevo y ahora aumento: dos poemas existenciales.

    Saludos.

    Hasta pronto.

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